martes, 26 de septiembre de 2017

Mentalidad

"고생 끝에 낙이 온다"
"Al final del sufrimiento viene la felicidad."
Proverbio coreano.

(tiempo de lectura medio estimado, sin links: 1 min y 40 segs)

Depende de la situación geográfica, la manera de enfrentarse a los problemas es distinta, tanto a nivel personal, como profesional. Nuestra reacción viene marcada por nuestro carácter, que viene definido por genética, tradiciones y educación. Sin duda para establecer "estándares" de respuesta (con sus excepciones) es adecuado fijarse en las divisiones regionales.

Actualmente el sector del videojuego parece estar polarizándose: O hacen megaproducciones de decenas (o cientos) de millones de dolares para consolas y ordenadores, con un precio del producto a lo "tradicional", unos 60 o 70 euros. O hacen juegos para móvil con mucha menos inversión, gratuitos pero con micro-transacciones internas para obtener ventajas. Estos segundos obtienen beneficios más variables pero la masa potencial de clientes es mucho mayor.

Ha llegado a Europa uno de los videojuegos coreanos para móvil que están rompiendo el mercado asiático. En sus dos primeras semanas tuvo beneficios de 21 millones de dólares, y es un resultado más que interesante. Viene de una saga nacida para ordenadores, pero ha dado el salto al movil con lo que se presupone que va a herederar un importante número de jugadores de su saga matriz.

Pero en Europa parece que no va a funcionar tan bien, aunque tendrá sin duda unos resultados buenos. No somos su mercado. Los desarrolladores son coreanos y el juego es para un público asiático. El principal escollo reside en su sistema de "esfuerzo vs recompensa", que es desalentador para el europeo medio. Es necesario estar durante horas repitiendo una serie de acciones para obtener "premios" que te permitan evolucionar dentro del juego, cualquiera que no le dedique una considerable cantidad de tiempo corre el riesgo de quedarse descolgado respecto a otros jugadores.

En Europa tenemos menos paciencia, y no concebimos diversión en estar varias horas sin un hilo argumental, sin algo atrayente, sin "recompensas". Mientras que ellos tienen un sistema muy expansivo, nosotros tendemos a sistemas más intensivos. Y es curioso el paralelismo que se traza desde al ocio al mercado laboral.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Major Tom

"Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido." Carl Sagan 

(tiempo de lectura medio estimado, sin links: 1 min y 25 segs)

Siempre que hablo de temas referentes a la exploración espacial, me pongo de fondo alguna de las versiones de Spaces Oddity de David Bowie. Quizás porque lo considero uno de los pocos temas en los que ingenieria, ciencia y poesía van casi de la mano y esta canción saca un lado más humano.




En prácticamente todos los campos la ingeniería es inflexible... se tiene que limitar a los hechos, a las leyes físicas y jugamos con eso. No hay margen para sentimientos, ni para cuestiones políticas, ni para revanchas identitarias (el uso del proyecto puede, la realización no). La ingeniería es fría. Casi todos los ingenieros de los que he hablado del tema han pasado malos ratos, noches con los ojos abiertos mirando al techo buscando una solución a un problema. Se podrán negociar los margenes de seguridad, pero no se puede negociar la física, ni las limitaciones.

Pero en el tema espacial encuentro ese pequeño resquicio de poesía, de mirar al infinito y pensar que sí, que habrá problemas que nos quiten el sueño, pero es llevar al se humano más allá de esa frontera. Y uno se siente pequeño.

martes, 19 de septiembre de 2017

Cassini

“La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de dichos límites, en lo imposible”. Segunda ley de Arthur C. Clarke.

(tiempo de lectura medio estimado, sin links:  1 min y 20 segs)


La semana pasada nos despedimos de uno de los proyectos espaciales más prolíficos tras 13 años de investigación: La sonda Cassini se desintegraba en la atmósfera de Saturno.

Ha estado 13 años enviando fotografías y datos de Saturno, sus anillos y sus lunas, ofreciendo nuevos datos y cambiando paradigmas como el que afirmaba que era necesario estar a la distancia exacta, con poco margen, del sol para poder albergar vida. Cassini envió datos que hacen pensar que hay océanos de agua líquida bajo la superficie de las lunas de Saturno, lo que amplia el rango de distancia de planetas frente a su estrella con capacidad de tener vida.

El final de la misión ha sido una despedida a lo grande, con la sonda estallando en llamas y convirtiéndose en una estrella fugaz en la superficie de Saturno. Ya sin combustible y sin capacidad casi para maniobrar, decidieron que se acercase al propio planeta, entrar en su atmósfera y tomar las últimas fotos épicas. Su destrucción, también calculada, se debe a la decisión de evitar riesgos y no contaminar accidentalmente algunas de las lunas que había estado estudiando.

Detrás de este trabajo, de esta documentación y de una cantidad ingente de datos, ha habido miles de profesionales dedicados durante 30 años que ha durado el proyecto. Para algunos casi un hijo, toda una vida. No ocultan las peleas constantes entre ciencia e ingeniería, pero lo que ha conseguido ha sido unir esas dos disciplinas para acercarnos un paso más allá en la profundidad del espacio.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Proactividad y costes

"La creatividad y la innovación requieren flexibilidad y asumir riesgos." Brian Tracy

(tiempo de lectura medio estimado, sin links: 2 mins y 40 segs)

Ya comenté que había estado un mes ausente, y no por estar de vacaciones durante un mes entero sino por haber hecho unas practicas para completar un certificado oficial. La empresa a la que me destinaron se encarga de hacer armarios eléctricos de todo tipo, en mi estancia allí tenían proyectados varios para control y operación de la potencia en depuradoras.

Al inicio de la primera semana no había nadie en el taller, así que nos pidieron organizar los pedidos e inventariar el material que más tarde usarían los cuadristas para montar los armarios. Nada que ver con nuestra categoría profesional, ni ingenieros ni proyectistas, acabamos de mozos de almacén. A pesar de la desazón (por ser suave), es entendible, no van a dar proyectos de ingenieria tan especificos a gente que acaba de llegar y que no puede tener una supervisión constante. Así que nos arremangamos y ordenamos el almacén prestando especial atención a la documentación técnica y a los planos de montaje de algunos de los proyectos en curso, una cosa es mancharse las manos y otra es no querer sacar algo de rendimiento. Así que esos primeros días adquirí bastantes conocimientos mucho más prácticos de lo que uno obtiene sentado en un ordenador, es un plus poder tener entre las manos los elementos, ver los planos de montaje y cableado y tiempo para "trastear" con ellos.

Al final de esa primera semana aparecieron los operarios, con una rutina de trabajo establecida que nos dejó un poco de lado mientras preparaban su vuelta, y puede que fuera una de las experiencias laborales más interesantes que he tenido hasta ahora.

No relacionada con la electricidad, pero con la gestión de equipos y recursos humanos. Al estar sin tareas propias, y sin ánimo de estorbar, me hice a un lado y observé la organización.

Todos y cada uno de los pasos a dar en el mecanizado de los armarios, y en su montaje posterior, tenía que pasar por la supervisión del jefe de taller, que a parte de estar respondiendo a preguntas y dando el visto bueno a los tres operarios, tenía que discutir con los proyectistas por gazapos en los planos, por los pedidos o modificaciones por parte del cliente, sin descuidar su propio trabajo como cuadrista. Un tipo muy capaz.

El problema es que cuando tenía algún problema con algún pedido, y tenía que estar en oficinas, el trabajo se estancaba en el taller. Había una situación de cuello de botella evidente. Ya no digo que los nuevos, o los que estábamos con unas practicas temporales, tuviéramos vetado el salirnos del guión, hasta los más veteranos paraban si el jefe de taller no daba la orden explicita de seguir. Ni un taladro más, ni un remache más, ni un montar un cable más.

Parte del carácter de ser flexible, y yo lo soy hasta cierto punto, es un espíritu crítico. Si algo no sale hay que ver porque no sale y buscar alternativas. Y yo lo pasaba mal porque, incluso sin tener una implicación real en la empresa, veía cosas que se podían hacer mejor o momentos de parón que bien podrían haberse aprovechado con otros métodos. Uno se adapta, pero no quiere decir que esté cómodo.

Lo que pude ir viendo es que cualquier fallo era malgastar material, y en cada proyecto había que ajustar mucho los costes para que fuera rentable sacarlo adelante. Por tanto, la proactividad estaba muy mal vista porque podía llevar a errores, con un coste asociado, no había margen para andar "probando". No querían gente adaptable o flexible, que tuviera sus propias ideas, querían operarios que simplemente hicieran lo que les decían, en un sistema muy rígido, para no salirse ni un milímetro de lo calculado. Era más barato pagar horas no aprovechadas, que pagar material mal aprovechado, y es que en ello les iba el beneficio. 

martes, 12 de septiembre de 2017

Adaptabilidad y flexibilidad

"El comportamiento termina cuando la necesidad es satisfecha: el retorno al equilibrio se caracteriza entonces por un sentimiento de satisfacción" Jean Piaget

(tiempo de lectura medio estimado, sin links: 1 min y 45 segs)

El mundo laboral evoluciona a un alto ritmo. En medios dedicados a la economía publican periódicamente noticias sobre los trabajos que ahora no existen pero que probablemente van a ser necesarios en una década (o este otro enlace). Y uno de los mantras es que se buscan profesionales adaptables y flexibles.

Hace 10 o 15 años era impensable fijar la vista en el espacio y pensar que tendríamos una fuente de recursos minerales "inagotable" allí arriba, y desde hace un par de años se considera muy seriamente la minería espacial. China, como acto de fuerza en su paso firme por la hegemonía que quiere arrebatarle a EEUU, envía un cohete mensual al espacio. Y su programa espacial (y otro link aquí) es más ambicioso que el de Europa o Rusia.

La geopolítica avanza, la conectividad avanza y es difícil concebir el mismo entorno laboral que el de hace una década, y seguramente será muy distinto al que viviremos en una década, incluso estando en una isla como es Europa, y aún más "isla" como es España.

Pero surgen voces opuestas a la necesidad "imperiosa" de buscar talentos que sean flexibles y se adapten. Quizás, se plantean, sea incluso contraproducente tener a ese tipo de personas en el equipo, no tanto por esas capacidades como tal, si no por los rasgos de personalidad que hay detrás. Las personas que se adaptan a todo lo hacen a las buenas y a las malas, y no buscarán tratar de cambiar una situación perniciosa para ellas o para la empresa. Y alguien flexible puede sentirse incómodo para llevar a cabo planes estructurados porque en su carácter está el cambio.

Piaget, psicólogo y biólogo, defensor del enfoque constructivista del aprendizaje, todos somos flexibles y adaptables en distintos grados y cambiamos nuestro enfoque con nuevas vivencias. Algunos más fácilmente, otros con mayor dificultad. Por tanto parece que lo ideal es estudiar detalladamente cuales son las necesidades reales de la empresa, y elegir el grado de capacidad en función de los resultados. No siempre más adaptable o flexible es mejor.

lunes, 11 de septiembre de 2017

De vuelta

"A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco" Michel de Montaigne

(tiempo de lectura medio estimado, sin links: 30 segundos)


Al final ha sido una pausa larga en el blog, más de lo esperado y conveniente, pero al volver del viaje a Suiza empecé unas prácticas no remuneradas en una empresa de montaje de armarios eléctricos, dos semanas que necesitaba para conseguir el certificado de proyectista de baja y alta tensión. No he parado este mes, y aunque la mayor parte de los días me acostaba agotado física y mentalmente, era feliz porque hacía tiempo que no vivía un periodo de estrés que me llevase al máximo.

He llenado la recamara de historias y anécdotas durante este mes, y mañana empezaré de nuevo con el ritmo habitual de publicación de dos posts por semana.

Para los que también estéis empezando a volver a la rutina después del periodo estival, feliz reenganche.   

viernes, 4 de agosto de 2017

Vacaciones

En Agosto la actividad del blog se verá seriamente reducida por varias razones.

La primera de ellas es la preparación y asistencia a varias entrevistas en distintos procesos selectivos.

El otro motivo de peso es un viaje a Suiza de varios días en el que no dispondré de acceso a Internet.